Los parásitos externos son una de las amenazas más comunes para nuestras mascotas.
La garrapata es un parásito que encuentra en el perro un buen huésped del que alimentarse. Pueden esperar semanas hasta que encuentran un animal adecuado. Cuando lo encuentran, trepan sobre él, y por medio de las partes ganchudas que poseen en la boca, penetran en la piel para chupar su sangre hasta que quedan satisfechas. Entonces se desprenden del huésped y caen al suelo para continuar su ciclo vital. Para alimentarse, eligen “lugares seguros” del perro, donde no alcanza a rascarse, como el cuello o la cabeza.
Los mosquitos y flebotomos, además de ser una molestia, pueden transmitir enfermedades mediante su picadura, al ser lo que se denomina vectores de transmisión. Entre estas enfermedades destacan la dirofilariosis y la leishmaniosis.
La pulga puede provocar, por inoculación al picar, la transmisión de otros parásitos internos (gusanos) como el Dypilidium caninum. Así mismo, las pulgas son causantes de un grave problema: la DAPP, dermatitis alérgica por la picadura de pulga.
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